miércoles, 8 de junio de 2011

Dos días en la Cumbre


Estos dos últimos días he asisitido a la Cumbre de la Gestión Sostenible: Enredados por la sostenibilidad, organizada por la Asociación Española para la Calidad. Se ha celebrado en el Pabellón Norte del recinto ferial IFEMA, y ha durado dos días, con un programa muy completo de mañana y tarde, y con actividades en paralelo el segundo día.

Como en otro tipo de Congresos y Ferias de este tipo, se han dado cita mejores y peores ponentes que nos han brindado también dispares tipos de ponencias.

En cualquier destaco que no se le pueden poner peros a la organización y, sobre todo, al despliegue de medios para el evento, que ha sido espectacular, me atrevería a decir que incluso inadecuado para los tiempos que corren. Me refiero, en especial, a los desayunos, cafés de media tarde y cócteles de comida para, calculo, más de 300 personas cada día, cubiertos de forma gratuita. No debería quejarme ya que he sido uno de los beneficiarios, pero creo que hay que ser críticos con situaciones que no pueden ser entendidas bajo el paraguas de la lógica.

Al respecto de las mesas conformadas, los ponentes y las ponencias que han tenido lugar, tengo diferentes opiniones, como es lógico. Me ha parecido que ha habido excelentes ponencias y excelentes ponentes, aunque estas dos cuestiones no han coincidido siempre en el tiempo. Hay quien comunica bien, aunque lo que comunique no despierte el máximo interés, y hay quien, desgraciadamente para los asistentes, no tiene la misma habilidad para dicho cometido.

De todas las intervenciones de estos dos días destacaría principalmente, por su capacidad de comunicación, por lo ameno de la ponencia y por la sinceridad con que fue transmitida, a Jil Van Eyle, fundador del Teaming. Jil explicó, en aproximadamente 30 minutos, como su perspectiva de vida, fundamentada en el éxito personal y en la solvencia enconómica, cambió radicalmente a partir del conocimiento, en el séptimo mes de embarazo de su mujer, de que su hija nacería con una enfermedad degenerativa que, salvo extraña circunstancia, acortaría y limitaría sobremanera su desarrollo y su vida. A partir de ese momento, el hombre que se propuso a sí mismo en el pasado hacer lo que fuese necesario para conducir su propio porsche antes de los 30 años y cuyo patrón de vida se basaba en criterios de éxito económico, decidió apostar por poner su grano de arena en ayudar a los demás, ayudar como los médicos y el personal sanitario estaban ayudándole a él y a su hija. El teaming fue el producto de este cambio, una simple idea que partía de conseguir la aportación de 1 euro por cada trabajador, para destinarse a una iniciativa/organización elegida por los propios trabajadores que se hubiesen sumado voluntariamente a la idea. Su idea, gracias a su perseverancia y a la ayuda, por qué no, de rostros populares como Frank Rijkaard o Shakira, se ha ido extendiendo y cuenta con un efecto imparable que se dirige en el futuro a su aplicación en colectivos grupales más allá del abanico que brinda una empresa.

El conjunto de anécdotas, palabras sinceras, toques de humor y muestras de inteligencia que nos brindó Jil, puso el listón demasiado alto para el resto de intervenciones. No es habitual encontrar dosis de sinceridad de este calibre en foros de este tipo donde, habitualmente, se dedican 19 de los 20 minutos de las ponencias unicamente “vender su libro”. Quizá no fue la ponencia que dejó más datos, más aportaciones que reseñar, más estadísticas o más titulares, pero si fue la ponencia que más curiosidad y atención despertó en mi, y me atrevo a decir, que también en muchos de los asistentes.

En cualquier caso, la cumbre dio muchos titulares y no quiero desaprovecharlo, por lo que me reservo una nueva publicación para destacar algunos de ellos. Pero no quería dejar pasar más tiempo sin difundir, desde mi humilde blog, la idea del Teaming. Bravo, Jil.


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